lunes, 3 de marzo de 2014

Reseña: TRANSFÓRMATE, una historia de la danza contemporánea para todos.

Compañía Somosquiendanza, La Casa Encendida, 1 de marzo 2014, Madrid.


Esta producción, dedicada a los más pequeños pretende ser “un acercamiento didáctico a la historia de la danza contemporánea para todos los públicos”. En efecto, se hace un recorrido meteórico por la danza contemporánea con más o menos fortuna. Con una pizarra de grandes hojas que los bailarines iban pasando se podían ver escritos los nombres y fechas de algunos de los hitos de la danza contemporánea -Isadora Duncan, Mary Wigman, Martha Graham, Merce Cunningham y John Cage, Pina Bausch, Steve Paxton y La Ribot- mientras los bailarines explicaban con palabras y mostraban con movimientos los diferentes estilos de danza.
Teniendo en cuenta la ardua tarea que supone intentar plasmar un periodo de tiempo bastante grande en el que los pensamientos y formas fueron tan diversos, resulta bastante acertado en su conjunto. Tengamos en cuenta que un público tan joven capta los grandes rasgos y que estos a veces deben simplificarse en aras de una mayor comprensión.
Algunos elementos resultaron un poco chocantes y desatinados como por ejemplo el comenzar bailando un fragmento de Giselle. Entiendo el mensaje, supongo que los niños también, pero los bailarines no estaban capacitados para ofrecer una imagen real de lo que supuso el Romanticismo: el vestuario y las, vamos a decir “maneras”, dejaron mucho que desear. Afortunadamente duró poco. Faltaron también algunos otros nombres que fueron importantes en el discurso y el desarrollo de la danza contemporánea, e incluso decisivos: Ted Sawn, Ruth Saint-Denis, Doris Humphrey, Laban… tampoco estaba Loïe Fuller, de la que había una buena exposición en una de las salas de este centro cultural. Hubiese sido un buen momento visual para captar la atención de los pequeños el mostrar las grandes telas y movimientos impactantes. La música electrónica para representar el expresionismo de Mary Wigman resultó así mismo un tanto chocante y errado. Faltó algo de ritmo en algunos momentos, que se hicieron largos y algo espesos.
Pero hubo buenas escenas, bien representadas y de gran claridad como el de Martha Graham, el binomio Merce Cunningham y John Cage con participación del público incluida, y el de Pina Bausch. Finalizó la obra con una sencilla pero muy efectista por su dinámica Pieza Distinguida de La Ribot.
Lo más importante, la mayoría del público, niños a partir de unos cuatro años, estaba callado, prestando atención a los movimientos y explicaciones de los bailarines-actores. Es fundamental que este acercamiento de la danza y del teatro se haga desde edad temprana para acostumbrar a los más pequeños a asistir al teatro y formar su sensibilidad. En ese sentido: bravo por la compañía y la programación y difusión de este tipo de acontecimientos.
Esperemos que haya servido para despertar la curiosidad de los más pequeños y fomentar la afición a la danza.