lunes, 29 de marzo de 2021

ALCOHOL DE 99º de Manu López Marañón: los bajos fondos reclaman su espacio

 

 Siguiendo mis costumbres de leer picando en muchos autores diversos y de temática variada adquirí, no hace demasiado, esta novela. ¿Por qué? Pues conocí a su autor a través de la red social Facebook, ya no recuerdo bien cómo, y leí algunas de sus reseñas literarias que estaba publicando en diversas revistas digitales. Después supe que publicaba una segunda edición de su primera novela, y me decidí a adquirirla sin pensármelo demasiado; la intuición me falla poco en este sentido. Por los comentarios sobre el argumento y la ambientación supe que no tenía un conocimiento profundo ni siquiera somero de este género, si así se le puede clasificar, en el que se describen los bajos fondos, y que a simple vista no me atraía demasiado, aunque bien en es verdad que no hacía demasiados meses leí la magnífica Últimas tardes con Teresa, de Marsé, de la que esta obra bebe algún que otro sorbo en forma de homenaje.


 

No voy a desgranar la historia, lo siento, solo daré unas breves pinceladas, pues detesto leer el argumento en las críticas que revela hasta el más ínfimo detalle de la obra que reseña, de tal forma que poco o nada de ganas quedan ya de leerla. Ahí va pues: la historia de dos amigos de la infancia, Asís y Artur, que se ven incapaces de salir del complicado entresijo que, a veces, se produce debido a la miseria y a la falta de afecto. Bien es cierto que, en algún momento, tienen minúsculas oportunidades de abandonar la delincuencia, pero son tan escasas y mustias (rutina, aburrimiento, pobreza) que en poco pueden competir con la adrenalina que proporcionan sus aventuras fuera de la ley.

Contado de esta guisa parece simple, el argumento, pero nada más lejos de la realidad; la trama se va complicando hasta convertirse en compleja, hacia la última parte de la novela, donde los personajes, cuya nómina se va ampliando sustanciosamente conforme avanzamos en la lectura, forman un entramado muy bien engarzado que invita a una lectura apresurada para conocer el desenlace, pues el ritmo va en aumento hasta convertirse en vertiginoso.

La ambientación de la novela, retrato de los años 80, es precisa y fidedigna, lo cual aporta al relato veracidad y rigor: una España que se adentraba en una falsa modernidad, donde la droga y el desenfreno marcaron a varias generaciones de ciudadanos y dejaron una huella difícil de borrar, ni siquiera con alcohol de 99º.

He de decir que lo que más me sorprendió de la novela fue el dominio de los diferentes registros. El narrador emplea un vocabulario complejo, elaborado, con descripciones precisas y expresión, en algunos momentos, casi barroca; mientras que los diálogos constituyen un ejemplo perfecto del habla callejera de los bajos fondos. Dos puntos clave, a mi parecer, que muestran el cuidado que el autor ha puesto en el trabajo del estilo: el habla del argentino (doy fe por experiencia propia) y los informes que uno de los personajes, Dora, realiza por escrito para robar un banco. No hay pudor a la hora de describir los encuentros sexuales entre hombres, son explícitos y por momentos agresivos, dolientes; el autor no duda en nombrar, no realiza eufemismos ni transforma en imágenes los hechos y es un acierto, pues incide en la crudeza de la vida de estos pobres diablos.

Robo a gasolineras, atracos a banco, engaño, prostitución, droga, cárcel… no es novela para mojigatos, sino para aventureros que no tienen reparo en adentrarse en las complejas vidas de personajes, que, a pesar de sus acciones, por lo general violentas ,producen, por momentos, lástima, pues se encuentran encerrados en un mundo del que les es imposible salir. Tenemos un muestrario de todas las debilidades humanas: la lujuria, la envidia, la avaricia, la traición, la venganza, la codicia…

La novela también tiene sus momentos tiernos (el enamoramiento de Asís le lleva a leer a Los hermanos Karamazov), sorprendentes (un intento de viaje a Londres para buscar a Lenon, posible progenitor de uno de los protagonistas), divertidos (la pancarta del reformatorio) que alivian la tensión de unos personajes que vagan por Bilbao y Barcelona como almas en pena, adentrándose cada vez más en un infierno del que, algunos, no podrán salir con vida; otros seguirán siendo carne de prisión. Solo los más afortunados conseguirán salir airosos, por el momento; un halo de fatalidad cubre a estos personajes y deja un regusto amargo en el paladar del lector.

Un gran comienzo en la escritura creativa de Manu López Marañón (podéis leer alguna reseña suya en la revista Moon Magazine), que estoy segura nos ofrecerá, de nuevo, buenos momentos con la lectura de sus siguientes obras.

 

P. D.: Podéis adquirir la novela a través de cualquier librería por encargo, yo así lo hice en 80 mundos de Alicante (https://www.80mundos.com/); tenéis también la opción de Amazon aunque os recomiendo, siempre que sea posible, que acudáis a un establecimiento, el trato con personas siempre es más agradable y colaboramos en la conservación de estos espacios y de puestos de trabajo.

 

 

 

 

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