lunes, 16 de marzo de 2020

Microrrelatos de Noelia Vicente Selfa





Aquí os dejo unos microrrelatos que escribí y que se publicaron en el Diario Información el 27 de diciembre de 2007, en el Suplemento Arte y Letras, después de haber ganado el Concurso de Microrrelatos de la Universidad de Alicante. Gracias a Joaquín Quílez, que fue quien me lo ofreció.








Salir-se con la suya


La única vez que llamó la atención fue cuando se arrojó por la terraza de un séptimo piso, y ni siquiera esa vez pudo disfrutar de su éxito.




La noción del tiempo

            Su primera cita fue a las ocho de la tarde. A las seis ya estaba arreglada, a las siete salía de casa, a las ocho llegaba al lugar acordado, a las nueve pensó que su reloj funcionaba con retraso, a las diez decidió volver sola y recuperar el tiempo perdido.






Últimos compases


Wolfgang decide sentarse en una pequeña butaca mientras espera ser recibido en palacio, y coloca los codos sobre las rodillas, repasando mentalmente las piezas que va a tocar más tarde, unas veces hacia delante, otras a la inversa, como un juego interminable que se repite hasta el vacío.

A lo lejos, unas damas vestidas de oscuro pasean con calma arrastrando por el polvo del pequeño sendero sus largos y ricos trajes, llevan un aire cadencioso, se demoran en la conversación y ríen echando hacia atrás la cabeza con delicadeza y desenfado. En las manos, unas sombrillas del mismo estampado que dejan ondular cual diapasón -péndulo que corta el tiempo, irremediable-, al ritmo que marcan sus pasos, andante.

Los últimos fulgores del día están por venir, la Reina de la noche cubrirá con su frío manto la desagradecida ciudad, mientras Tamino espera tocar la flauta mágica en busca de la sabiduría y el amor eternos.







Algo útil



            Siempre he querido dedicarme a la escritura, ha sido una fijación en mi vida, después, claro está, de haber querido ser bailarina, arqueóloga, y directora de un teatro; pero desgraciadamente nada de eso ha sido posible; falta de talento en unos casos, y de contactos en otros.

“Tendrías que haber estudiado algo útil” -siempre me ha dicho mi amiga Eva, la enfermera pragmática-. Odio esta palabra: útil.

Pienso todo esto mientras doblo ropa interior mecánicamente y escucho que la hora de cierre de la tienda está al caer.






Al estilo de Saramago



             Quién es ese hombre que me persigue y que es igual que yo, No sé quizás seas tú mismo, Y no será mi sombra, Las sombras no tienen colores ni sentimientos ni deseos, responden a los movimientos de sus dueños, son sólo sombras, Pues tendré que averiguarlo, A veces es mejor no saber, igual es tu doble, Pues si es otro yo, tendré que hacerle algunas preguntas sobre mí mismo, No preguntes, indaga con la experiencia, que puede ser tu yo malévolo, el intolerante e intransigente, el que no atiende a la caridad ni a los buenos sentimientos, Pues déjame que sepa qué se siente, Te arrepentirás.


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